miércoles, 28 de diciembre de 2011

ESCOCIA día 4 - sábado: PITLOCHRY - ABERDEEN

Dejando un poco a un lado los recuerdos de la capital en el sur, nos aventuramos ya de lleno por el interior de Escocia, la tierra de los castillos, de los lagos, de los gaiteros, del whisky, de las leyendas, de las faldas para hombres, de los acantilados, de William Wallace, del monstruo del Lago Ness, de los clanes Mac… lo que sea, de los campanarios puntiagudos, del cielo nublado… del sempiternamente cielo nublado.

Nos levantamos bien temprano, como siempre en este viaje, para desayunar en “Farragon B&B”, (http://www.bedandbreakfastpitlochry.co.uk/). Una casa enclavada en la parte alta del hermosísimo pueblo de Pitlochry donde nuestros anfitriones, un matrimonio de mediana edad que vivían en la casa, nos atendieron como si fuésemos amigos suyos de toda la vida. De las dos habitaciones que alquilan nos dieron la doble que era muy amplia, cómoda, decorada con pequeños detalles que en ningún hotel podrás encontrar y una vista impresionante desde la ventana para empezar un día que nos depararía muchas sensaciones y alegrías inolvidables.

Desde Farragon B&B

Yo, como no podía ser de otra manera, para fundirme con la cultura gastronómica del lugar me pedí algo ligero: huevos revueltos con salmón, tostadas con mermelada, café, fruta y zumo mientras desayunamos en el comedor de la casa con los dos otros huéspedes, una madre y una hija de Glasgow que habían venido a una competición ecuestre internacional que se celebraba en Atholl, el pueblo más cercano. Eso es lo que más me gustó de los B&B, que comes y compartes el tiempo del desayuno, en el salón de la casa, en éste hasta en la misma mesa, donde viven los anfitriones y tienes la oportunidad de hablar también con los otros clientes donde te informan y te aconsejan de los lugares que no debes perderte por la zona, practicando así de esta manera el idioma.

Lo que al principio iba a ser una noche de descanso para no hacer el camino de un tirón hasta Aberdeen, decidimos pasar casi todo el día en las proximidades a Pitlochry, en la comarca de Perthshire, debido a los numerosos enclaves que hay por la zona y que sería imperdonable no visitar si pasas cerca de esta zona. Nuestra primera visita, el “Castillo de Blair”, en el cercano pueblo de Blair Atholl.

“Blair Castle” no es el castillo típico escocés de piedra oscura, ya que si algo destaca esta monumental edificación es por el color blanco radiante de sus paredes que conjuga perfectamente con el verde de la campiña donde la familia Murray (duques de Atholl) lo construyó hace ya casi 800 años y que aún hoy sigue siendo habitado por los descendientes y dueños del clan y que es el único en Europa que tiene un ejército privado propio. Se accede por un largo camino custodiado por altísimos árboles que ya nos hacían una idea de las dimensiones de los terrenos pertenecientes al castillo.

Blair Castle

Las dependencias están amuebladas con todo tipo de elementos decorativos y funcionales de primeros del siglo XX. Una visita que nos duró algo menos de dos horas y que terminamos en el salón de baile donde podías vestirte como un escocés de toda la vida con su kilt (falda escocesa) y las armaduras de antaño. Pude comprobar que uno no es muy de faldas ya que la señora de limpieza me tuvo que advertir que la tenía puesta al revés. Ya cumplí los deseos de muchos de mis conocidos… ponerme una falda escocesa.

Gaitero tocando para nosotros en Blair Castle

Cerca del castillo, pero dentro también de estas tierras está el “Diana’s Grove”, una zona boscosa, casi selvática, de coníferas, donde los altísimos árboles (estando aquí el segundo más alto del Reino Unido, un abeto gigante con más de 60 metros de alto) y la frondosa maleza comparten terreno con las cristalinas, y supongo que frías, aguas que discurren formando una corriente vertiginosa que parece escapar velozmente de este espacio tan mágico y misterioso.

Durante una larga caminata salpicada por las casas de los trabajadores de esta tierras nos tropezamos con una vieja iglesia derruida con su cementerio, donde están enterrados los nobles de la familia. De esta manera llegamos a los “Jardines de Hércules” que son la otra gran zona verde, ésta no salvaje, donde los cisnes y las ranas habitan en un gran lago recubierto de nenúfares. Curioso un puente sobre el lago de claro estilo japonés.

Jardines de Hércules
Si alguna vez visitáis este castillo, y no me cabe la menor duda de que si lo hacéis no os arrepentiréis, no comer en la cafetería del mismo. Los bocadillos que sirven puede que sean de los menos apetitosos que yo recuerde, que aún no sé cómo pudieron quitarnos el hambre.

Después del estómago lleno [sic], segunda visita del día, también cercana a Pitlochry: “Falls of Bruar”, unas cascadas formadas por un río que se esconden entre el verdor de los árboles y el gris de las rocas. Se accede por un pequeño sendero que discurre paralelo al río y donde puedes advertir como el agua ha deformado y moldeado la piedra a su antojo formando unas formas imposibles en su cauce. Esta belleza natural encandiló al poeta escocés más conocido, Robert Bruce con alguno de sus poemas. Plena naturaleza en el corazón de Escocia. Merece la pena el viaje y la caminata para ver en estado puro y salvaje uno de los elementos que definen Escocia, el agua.
Falls of Bruar
La última visita, para uno de los parajes preferidos de la Reina Victoria de Inglaterra, de ahí su nombre, “Queen’s View”. Aquí venía para descansar y recrearse ante tan maravillosa vista, no cabe duda que tenía buen gusto, pero seguro que también tenía más tiempo que nosotros. Tardamos más de media hora en coche simplemente para acceder al mirador, en el que sólo estuvimos 15 minutos. El lugar es uno de los más bellos de la zona y la estampa es digna de inmortalizar, el Loch Tummel, un espejo de corrientes de agua rodeado de montes cubiertos de una manta de matorrales y árboles con cientos de tonalidades de verde brillando bajo el sol, y por supuesto las nubes, siempre las nubes que realzan en cada instantánea la belleza del lugar.
 
Queen's View
Volvimos a Pitlochry para pasear y recrearnos en este pequeño pueblo de casas aisladas de aspecto victoriano, con sus tejados de pizarra y muros de piedra recubiertos de verdín a causa de la humedad, cada una con un jardín modélico cargado de flores de colores que alegran todas las calles de este atrayente pueblo.

A media tarde, dejamos el pueblo para dirigirnos a Aberdeen en el noreste de Escocia, donde hacíamos noche. Las carreteras secundarias escocesas son eso, secundarias en el sentido más literal de la palabra, menos mal que ya he podido “domar” al coche y es justo ahora cuando poco a poco me aventuro a ver el paisaje desde mi nuevo lado derecho del conductor.
Nada más entrar a la comarca de Aberdeenshire, pasamos por la estación de esquí de Glenshee, para adentrarnos en el "P.N. de Cairngorms" por una carretera casi desierta donde no te cruzas con casi ningún coche, a excepción de algunos campistas que con sus compañeros, perros, fogatas y tiendas al lado del río, seguro no cambiarían ese lugar por ningún otro lugar del mundo. Es quizás justo aquí, en los "Montes Grampianos", en este lugar…en este momento donde empiezo a darme cuenta de que esto es realmente lo que estaba buscando en este viaje: paisajes inhóspitos, valles verdes con cascadas aisladas, ríos, montañas y nubes… y nosotros. Todo esto y cientos de ciervos que nos acompañaron muy cercanos a la carretera que hicieron, que si hasta ahora todo era perfecto, lo de ahora era como un sueño. Todos perdidos a muchas de millas de cualquier otro sitio.
Después de pasar las localidades de Braemar y Ballater llegamos pasadas las 11 de la noche a Aberdeen, una de las ciudades portuarias más importantes de Escocia.


El hotel estaba a escasos 50 metros de la calle principal de la ciudad, Union Street. Como era tarde pero era sábado supusimos que no tendríamos problemas para comer, pero en esta calle repleta de pubs y restaurantes no pudimos hacerlo, ni siquiera en un restaurante español de tapas, claro que lo de español era solo el nombre ya que no sabían ni decir “hola”. Al final acabamos en uno tipo kebab, que supongo que Sanidad no sabría ni que existía, comiéndonos una pizza. La suerte nuestra fue que nos sentamos al lado de un gran ventanal que daba a la calle y la fauna humana del lugar nos amenizó durante toda la cena con un espectáculo por el que sólo pagamos la comida: jóvenes borrachos tirados por el suelo, chicas descalzas andando por la calle con cinturones anchos en vez de faldas, dos chicas en una minifiesta de un primer piso bailando asomadas a una ventana que provocaban a todo el que pasaba por la calle (y supongo que a todos los vecinos del bloque de enfrente), varias chicas intentando ligarse a un joven solitario, dos chicos jóvenes que se ocultaron en un callejón oscuro sin salida, no sabemos si con intenciones sexuales o ilegales, … nos daba la sensación como algo surrealista, como si todo fuese una película de serie B o un videoclip de los 80 donde a cada minuto ocurre algo “fuera de lo normal”. A lo mejor esto era lo normal para esta ciudad un sábado de madrugada.
Nosotros no lo comprobamos, después de todo el día maravillándonos con lo que habíamos vivido y los 250 km que habíamos recorrido, lo que más nos apetecía era descansar, que falta nos hacía.

sábado, 24 de diciembre de 2011

CONCIERTO DE NAVIDAD, por la ORQUESTA DE PLECTRO DE CÓRDOBA

Hay algunas costumbres muy representativas, unas más esperadas que otras, que dada año nos anuncian que ya está aquí la Navidad. Estas tradiciones, entre muchas otras, son el sorteo de la lotería de navidad, los anuncios de turrones, perfumes y juguetes, los saltos de esquís la mañana de de año nuevo, la iluminación por las calles, los regalos, los villancicos, …pero si en mi pueblo, Montalbán de Córdoba, hay alguna tradición culturalmente hablando es el Concierto de Navidad que cada año nos deleita la Orquesta de Plectro de Córdoba.



La palabra “plectro”, viene del latín "plectrum. Palillo o púa que se usaba para tocar instrumentos de cuerda". Es por lo que esta orquesta sólo está compuesta por laúdes, bandurrias, guitarras y bajos.

La Orquesta de Plectro de Córdoba, constituida en 1995, está formada por una treintena de jóvenes músicos que han popularizado con sus conciertos y cuatro discos la música clásica y sobre todo el nacionalismo español, dando también a conocer a los grandes autores andaluces y cordobeses. A la cabeza de todos ellos está su director, Juan Luís González Delgado, nacido en Montalbán de Córdoba y que tiene un curriculum envidiable ya que además de ser profesor de guitarra clásica, director de coros, licenciado en musicología y catedrático de Música ha sido director invitado en orquestas internacionales como Cuba, Rumania o Francia dirigiendo además varias orquestas y coros que le han llevado a recorrer toda la geografía española recogiendo numerosos premios.
Juan Luís González Delgado
Este año, como casi todos los anteriores, el Concierto de Navidad viene acompañado con un grupo invitado, esta vez ha sido la coral cordobesa Martín Códax, de la Casa de Galicia en Córdoba, fundada en 1996.Hasta ahora siempre se había celebrado en la Iglesia Santa María de Gracia y este último ha sido en el Teatro Municipal, lo que ha provocado que al ser el aforo más limitado se haya quedado gente sin poder asistir. Lleno absoluto.


La primera parte fue con la orquesta a solas en el escenario tocando los temas: “Sinfonía” de Eduardo Lucena, “Capricho Andaluz” de C. M. Rucker, “Recuerdos de la Alhambra” de F. Tárrega, “Zambra” de J. Turina, “Danza ritual del fuego” de Falla y “Concierto de Navidad” de A. Corelli.

La segunda parte del concierto, ya con la cincuentena de voces de la coral acompañando a la orquesta, comenzó con la obra de R. Alberti, popularizada por Ana Belén, “Se equivocó la paloma” continuando con “Berceuse” de E. Grieg, “La perla mejor” y “Campanas de la Mezquita” de R. Medina y “El ruiseñor” de Gómez Navarro.

Entre ambas partes del concierto hubo una gran actuación de dos violinistas solistas que hicieron la delicia de todo el público asistente, así como el tema “El ruiseñor” donde dos de los músicos de la orquesta hicieron de tenor y baritono para este tema que levantaron a todo el publico con una gran ovación.

Lo más anecdótico del concierto, una vez acabado el programa oficial, y celebrando las fechas en la que nos encontramos, tanto la orquesta como las voces del coro empezaron a contagiarnos en el ambiente musical con los acordes y las voces de las míticas canciones navideñas que todos conocemos de los anuncios de televisión. Os podéis imaginar la sorpresa tan grata de poder escuchar la canción de las muñecas “Famosa”, o de los turrones “El lobo”, “Vuelve a casa vuelve”, y el de chocolate “Suchard” con las voces de una coral interpretada por una orquesta de laúdes, guitarras y bandurrias y todo esto con la colaboración del entusiasta público.




Concierto de Navidad 2010 en Córdoba

Un público que cada año disfruta con este concierto tan especial de la Orquesta del Plectro de Córdoba… y es que aquí, en Montalbán, hasta que no viene nuestro paisano Juan Luís González y su orquesta no empieza la Navidad.

Pues eso, Feliz Navidad y Feliz Año 2012.

martes, 20 de diciembre de 2011

ESCOCIA día 3 - viernes: EDIMBURGO - PITLOCHRY

Hoy era uno de esos días claves de estas vacaciones y que esperaba con especial ilusión, y es que hoy era cuando teníamos que dejar Edimburgo para dirigirnos al norte buscando nuestra segunda parada, el pequeño y pintoresco pueblo de Pitlochry pero para eso y antes debíamos recoger el coche con el que íbamos a recorrer el país. Un coche con el volante en el lado derecho del vehículo. Una nueva experiencia.

Así que después de desayunar y hacer las maletas nos recogió la empresa escocesa de alquiler de vehículos “Celtic Legend” (http://www.celticlegend.co.uk/car/). Esta empresa sólo se puede contratar por internet cuya persona de contacto de la empresa se llamaba William Wallace (quién sabe si es descendente directo de Braveheart, de héroe nacional a alquiler de coches). Elegimos esta empresa porque el precio era más barato que las grandes y conocidas compañías de alquiler de vehículos, unos 300 euros por ocho días incluyendo la recogida en el B&B y el seguro a todo riesgo sin franquicia, que nunca sabe uno si le va a hacer falta. No pasó mucho tiempo para saber que si lo íbamos a utilizar.

De la ilusión pasé al nerviosismo cuando empecé a circular por los muelles de Edimburgo, donde recogimos el coche para ir acostumbrándome antes de volver al centro de la ciudad, ya que lo que yo creía que en 5 minutos iba a ser un Fernando Alonso en potencia me quedé en casi un anciano octogenario, ya que no pasaba de la segunda velocidad. Lo más complicado de conducir por la izquierda no es tomar las rotondas al revés, coger la palanca de cambio con la izquierda o saber en un cambio de calle en que carril debes situarte (yo siempre me colocaba detrás de alguno para evitar equivocaciones). Lo más complicado y lo que me costó más tiempo de lo esperado era acostumbrarme a la distancia que tienes que tener en cuenta en la anchura del vehículo por el lado del copiloto, el medio coche restante estaba a mi izquierda y no a mi derecha. Esto me llevó a subirme varias veces a la acera y fusionarme por contacto directo con una furgoneta aparcada en una calle (bendito seguro a todo riesgo).

Sin haber pasado el mal trago seguí con mi tarea de “aprender a conducir” por las afueras de la ciudad, por lo que llegamos sin pretenderlo a las faldas de Holyrood Park, una de las colinas más altas de Edimburgo, y justo al lado del parlamento escocés y del Palacio de Holyrood, residencia oficial de la Reina de Inglaterra, donde comienza por el extremo oriental la Milla Real.
Aparcamos cerca de esta zona, ya que me negaba a seguir poniendo en peligro la vida de los turistas y escoceses que paseaban por la zona, para ir andando a una visita casi obligada no sólo de Edimburgo sino de Escocia, su castillo.

De camino y atravesando, otra vez, la Milla Real, atestada de gente y artistas, como siempre, nos paramos para algunas compras. Como uno no tiene muchos caprichos me conformo en mis viajes solamente con la compra de algún marcapáginas (de los que tengo ya más de 200, muchos regalados… así que ya sabéis) y de alguna postal antigua. Ésta última compra la hice en una pequeña y vieja tienda de antigüedades en Cockburn Street de la que me pude hacer con tres postales, una de Princes Street (de los años 30), donde se aprecia en primer término la Royal Scottish Academy en el centro el Monumento a Sir Walter Scott y al fondo la torre del reloj del Hotel Balmoral, otra de una panorámica del Castillo de Edimburgo desde abajo (escrita y fechada en 1933) y otra de 1920 con el Forth Bridge, espectacular puente de hierro que atraviesa el fiordo Forth y que esa misma tarde íbamos a ver muy de cerca cuando abandonáramos la ciudad buscando el norte.




Lo que primero que sorprende al entrar al Castillo de Edimburgo por el único acceso posible, la Milla Real, ya que está enclavado en una colina volcánica con precipicios de vértigo siendo el lugar idóneo para una fortaleza militar, son las impresionantes vistas de toda la ciudad donde los edificios oscuros de la New Town y los campanarios con forma de aguja de las iglesias destacan sobre los colores verdes de los parques de la ciudad y el azul del río Forth que viene a mezclarse aquí junto al Mar del Norte formando un impresionante estuario. Una imagen para el recuerdo, una imagen para no olvidar. Seguro que no sería la única.


Dentro del castillo se puede visitar numerosas edificaciones, todas en perfecto estado de conservación, donde en cada una de ellas puedes encontrar exposiciones y museos. Aquí puedes admirar “Los honores de Escocia” o las joyas de la corona escocesa que son “La Piedra del Destino”, la Corona, el Cetro y la Espada. “La Piedra del Destino” o de la coronación es un bloque de piedra que se utilizaba en la Edad Media para la coronación de los reyes escoceses. En el S. XIII fue secuestrada por los ingleses y guardada en la Abadía de Westminster (Londres) para la también coronación de los reyes ingleses. La rocambolesca historia cuenta que fue robada en 1950 por cuatro estudiantes escoceses y devuelta a Escocia. Posteriormente, una vez encontrada, fue restituida a Inglaterra y no fue hasta 1996 cuando volvió a Escocia donde se puede admirar en el Castillo de Edimburgo. Todo un icono para los escoceses, un símbolo para los escoceses independentistas del Reino Unido.
En el interior del castillo también se puede visitar el "Great Hall" o Gran Salón donde contiene una fabulosa exposición de armas y armaduras, una fiel recreación de la prisión del S. XVIII que se albergaba en el castillo, el “Mons Meg” un impresionante cañón de los más antiguos de Europa que disparaba piedras de 150 Kg de peso a más de 3 Km de distancia. Aquí también se encuentra el edificio mas antiguo de toda la ciudad (1100 d.c.), la pequeña y austera capilla de St. Margaret Chapel. El "Military Museum", donde se encuentra los uniformes, banderas y demás objetos de los distintos regimientos escoceses, de sus aliados y de sus enemigos en las guerras en las que los soldados nacionales han formado parte.
El "Scotish National War Memorial", salones dedicados en homenaje a todos los escoceses que perdieron la vida en conflictos bélicos desde la primera guerra mundial. Un lugar que te emociona al leer los nombres de las miles de víctimas muertas en combate. Es asombroso el respetuoso silencio que se respira en toda la estancia.

No me extraña que el Castillo de Edimburgo sea la atracción turística más visitada de Escocia, por su enclave con unas vistas extraordinarias y por estar en la capital, pero pronto podríamos comprobar que Escocia es mucho más.



Como esa noche ya dormíamos en otro lugar y mis dotes en la conducción no eran las yo esperadas en un principio decidimos dejar Edimburgo después del almuerzo y antes de que se nos echara la noche encima. Se nos quedaba algunos sitios pendientes en la capital como la visita a Calton Hill, una de las colinas de la ciudad con la vista típica de Edimburgo con el castillo al fondo, y la visita a Mary King’s Close que eran los callejones oscuros subterráneos donde se la peste bubónica aisló completamente estos corredores de la ciudad. Algunas excusas, entre otras muchas, para volver.

Así que después de salir conduciendo airoso de la capital y viajar por una de las pocas autovías que hay en Escocia, perderme en Perth y conducir durante 150 kilómetros con todos mis músculos en tensión y mi concentración al máximo llegamos ya bien entrada la noche a Pitlochry.


Descarga de las maletas en nuestro nuevo B&B, paseo rápido por el pueblo para comer en “Victoria`s Restaurant & Coffee Shop”, un lugar con un ambiente muy cálido y que tuvieron la generosidad de servirnos algo, aunque fuese frío, ya que a partir de las 21.00h no te sirven comida en casi ningún sitio.
Una ducha y a dormir. Mañana será otro día.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

ESCOCIA día 2 - jueves: EDIMBURGO

Nada mas despertar bien temprano pude ver la habitación de nuestro Bed & Breakfast cuya luz inundaba ya toda la estancia (al no existir cortinas en la mayoría de las casas), típica decoración de las casas escocesas con el suelo enmoquetado, las paredes con papel color pastel, techo abuhardillado y con unas vistas maravillosas al jardín trasero en perfecto estado. El desayuno como no podía ser de otra forma: huevos revueltos con salchichas y bacon y bastante fruta para empezar el día con energía, un desayuno típico escocés.

A primera hora, paseo rápido por Princess Street, con el castillo como vista principal en lo alto de la ciudad y el monumento a Sir Walter Scott junto a la Royal Scottish Academy, otro de sus insignes escritores, para llegar a la Milla Real para hacer una visita guiada en español de cuatro horas por toda la Old Town. Empezamos la visita a las 11 de la mañana con la empresa “New Europe Edinburgh” (www.newedinburghtours.com/es) con la particularidad de que el precio no está fijado de antemano, simplemente se paga al finalizar la ruta y cada uno da lo que crea conveniente, valorando así de este modo el trabajo del guía.

Comenzamos, como no, en la Royal Mile mientras que Santi, nuestro guía, nos iba explicando la historia de Escocia y los distintos monumentos y plazas aledañas a esta calle como la Catedral de St. Giles, situada en el centro de la Milla Real, que es quizás la edificación más imponente de toda la calle con su majestuosa corona abierta de agujas en lo más alto de la edificación. En su interior destaca la Thistle Chapel, o la Capilla del Cardo, donde se instauró la orden de dicho nombre y que sobresale por su estilo gótico recargado que puede que sea lo más significativo de la catedral, aunque no deja de ser ésta, desde el punto de vista arquitectónico, inferior a las grandes catedrales góticas españoles. Visitamos,entre otras localizaciones, la plaza del ayuntamiento, la plaza donde se castigaban a los malhechores, el Corazón de Midlothian, que es un mosaico de piedras en el suelo con forma de corazón que es donde los presos antes de entrar a prisión escupían y que se mantiene como tradición siendo éste el único lugar en la ciudad que está permitido escupir sin ser multado, atrayendo además a la buena suerte para los asuntos de amor.

Hicimos una parada para una pinta en Grassmarket Edinburgh, una plaza donde se ajusticiaban a ladrones y brujas del siglo XVIII y donde están algunos de los pubs más conocidos de la ciudad como “The last drop” (el último trago) donde se cumplía la última voluntad de los reos y el “Maggie Dickson`s Pub” donde en este lugar vivía una señora, que le da nombre al pub, que estaba condenada a muerte por el asesinato de su hijo reciénnacido y que le perdonaron la vida al sobrevivir misteriosamente de la horca.




Continuamos paseando por los barrios bajos de la ciudad vieja con los comentarios, el buen humor, las historias y las leyendas que nos contaban el guía y que tan interesantes nos parecían a todo el grupo como la verdadera historia de William Wallace, la historia de “La piedra del destino” donde se han coronado todos los reyes escoceses, así como la situación política actual de escocia.
Llegamos a uno de los lugares que más casos paranormales en el mundo se han detectado, el Greyfriars Cemetery. Éste como casi todos los cementerios de Escocia es un lugar de esparcimiento y de paseo donde no es raro ver a familias tomando un picnic o leyendo un libro sentado en el verde césped rodeado de tumbas como si fuese un parque común y que algunas tumbas hoy día, después de varios siglos, siguen protegidas aún por rejas de hierro para evitar la tan lucrativa y macabra acción de robar los cuerpos recién sepultados para venderlos a las antiguas facultades de medicina. La particularidad de Greyfriars es que está enterrado Mackenzie “El sanguinario” que dicen que todavía no descansa en paz y que acosa a algunos incautos visitantes. Pero la tumba más popular de todo el recinto es la de "Bobby", un perro que obtuvo el título de “mascota de Edimburgo” por permanecer durante 14 años junto a la tumba de su dueño y que todavía hoy recibe el cariño, la admiración y los juguetes de los habitantes de la ciudad.

En el paseo por la Old Town y antes de acabar el tour visitamos otros lugares que no debíamos perdernos como Victoria Street, una de las calles más bonitas de la ciudad con sus casas irregulares y pintadas de alegres colores salpicadas de las macetas colgantes atestadas de flores de colores que contrastan con los tonos grises y ocres de la piedra del resto de edificaciones.

Victoria Street

Otro lugar para no perderse pero que se encuentra a cada paso son los denominados Close que son ensanches, pequeñas plazoletas que se accede por medio de unos pequeños callejones cubiertos que dan a las calles principales.

Una vez acabado el más que recomendable tour nos fuimos a comer a Rose Street, una de las calles principales de la New Town, donde los pubs, comercios y tiendas tienen unos escaparates extraordinariamente decorados con un gusto exquisito. En el pub “1780” pudimos probar el plato típico de Escocia y que solamente lo podrás encontrar aquí, los haggis, que es un asado de cordero elaborado con pulmón, hígado y corazón, que suena peor de lo que sabe ya que el sabor y la textura es muy parecida a la morcilla. Nosotros lo probamos en un highland Chicken que era el relleno de pollo de las tierras altas que estaba muy sabroso.

El paseo vespertino y la lluvia nos hizo que entráramos en “The elephant house” que es donde J.K. Rowling empezó a escribir su primer Harry Potter. Dicen que se pasaba las tardes aquí escribiendo porque no tenía ni para pagar la calefacción de su vivienda. Con el ventanal mirando hacia el castillo y el chocolate italiano que sirven con marshmollows (pequeñas esponjitas dulces sobre el chocolate) no me extraña que se inspirara.

Para acabar el día tuvimos la suerte de poder comprar las dos últimas entradas para un aforo de 7000 (por supuesto, quedaban de las más caras, 55 £ cada una), y que están a la venta incluso un año antes, para asistir a uno de los espectáculos más conocidos de la ciudad, La Royal Military Tattoo, que es un desfile militar en la explanada del castillo donde destacan las bandas de gaitas y tambores de las tierras altas escocesas.

A esta representación acuden cada año bandas invitadas de diferentes países como Holanda, Alemania, Brasil destacando este año el redoble de tambores de la Banda Montada de los Paises Bajos que fue lo mejor para el público asistente que pudimos disfrutar además de la inédita vista del castillo al fondo cuyas murallas hacían de pantalla para la iluminación multimedia. Una visita que es casi imprescindible para empaparse de la cultura y la música escocesa en un entorno único.



Un día muy intenso y muy completo donde pudimos ver y constatar de primera mano la que es una de las ciudades más bellas de Europa, que sólo pasear por sus calles es suficiente para darse cuenta de lo realmente especial que es esta ciudad. Pero sólo llevábamos aquí un día, aún nos quedaba otro más en Edimburgo y muchos más por toda Escocia. Todavía nos quedaba mucho por ver, afortunadamente.

viernes, 9 de diciembre de 2011

ESCOCIA día 1 -miércoles: EDIMBURGO

A las 5 de la tarde hora inglesa estábamos sobrevolando y viendo una impresionante panorámica desde las alturas de Edimburgo, antes de llegar al aeropuerto, con sus siete colinas (al igual que Roma, Estambul o Lisboa) en la que una de ellas y quizás la más impresionante, que no la más grande, la del Castillo, es de origen volcánico. Completa la vista el Firth of Forth (Estuario del rio Forth) bordeando media ciudad con su peculiar puente metálico Forth Railway Bridge al fondo. Primer momento para recordar.

Con el sol cordobés azotándonos a unos 40º C pasamos en algo más de tres horas a un radical cambio de temperatura con un cielo vespertino casi despejado donde la manga corta que llevábamos parecía más corta que de costumbre.

El cielo azul escocés poblado por algunas nubes blancas haciendo caso a su merecida fama terció en pocos minutos en una capota gris oscura del que colgaban cortinas de agua que nos dieron una bienvenida tan típica como incómoda a la capital escocesa. Ya estábamos en Edimburgo, la primera parada de nuestro viaje. El primer paseo por la ciudad empedrada fue con maletas, chaquetones, charcos, cada vez más charcos e ilusiones, muchas ilusiones camino de nuestra primera compra: dos paraguas ya que se nos había olvidado echar ese elemento tan imprescindible por estas latitudes. Luego nos dirigimos hasta nuestro Bed & Breakfast: Sandilands Guest House (http://www.sandilandshouse.co.uk/).

Haciendo caso omiso al cansancio nos fuimos a la primera toma de contacto con la ciudad. Para llegar a Princess Street (una de las calles principales de la ciudad junto a la Royal Mile en la Old Town) atravesamos la New Town, zona de calles cuadriculadas con arquitectura típica escocesa. Desde Princess Street, todavía no se puede uno imaginar la grandísima belleza de la ciudad pero te va dando pistas con la fantástica vista del Edinburgh Castle al fondo, en lo alto de la imponente mole de piedra.

Castle Edinburgh desde Princess Street

Nuestro primer destino: la Old Town, subiendo una empinada pendiente después de cruzar Princess Street Garden, que hacen de frontera verde entre la nueva y vieja ciudad. La arteria principal de la Old Town y quizás de toda la ciudad es la Royal Mile (Milla Real) que va desde la explanada del castillo hasta el Palacio de Holyrood, residencia oficial de la Reina de Inglaterra en sus visitas a Edimburgo.

En esta calle es donde pudimos comprobar el ambiente de la ciudad en agosto donde se celebra el “Fringe”. Este festival es el que se celebra en la calle donde la música, el teatro, los mimos, los malabares, los performances, y demás artistas callejeros se mezclan en una amalgama de estilos durante toda la milla real que sorprendentemente nos encontramos abarrotada de todo tipo de gente. Decir que sólo el programa oficial de este festival, que es sólo uno de los que se integran en el “Festival Internacional de Edimburgo” que se celebra en verano en Edimburgo, junto al “Festival cinematográfico de Edimburgo”, el “Festival Internacional del Libro de Edimburgo”, el “Festival de Jazz y Blues”, supera las 400 páginas, así que imaginar la cantidad de actuaciones y artistas que se expresan cada día en esta ciudad, unos, …todo sea dicho, con mayor acierto que otros.



Como el agotamiento ya hacía mella en nuestros cuerpos, que no en nuestro ánimo, decidimos irnos a dormir ya que nos quedaban por delante 10 días muy intensos para recorrer casi toda escocia, pero no antes de tomarnos las primeras pintas de la cerveza mas conocida de Escocia, Tennent`s en uno de los pubs mas conocidos de Edimburgo y de los más antiguos, el "Deacon Brodie's Tavern" en la misma Royal Mile.


Este pub lleva el nombre de William Brodie, del que se dice que tenía una doble vida: un hombre respetado por el día y líder de una banda de ladrones por la noche. Una turbulenta historia en la que se inspiró el escritor local Robert Louis Stevenson para crear al doctor Jekill y mister Hyde.

martes, 29 de noviembre de 2011

Ruta por ESCOCIA

Un viaje planeado y soñado desde hace ya bastante tiempo era visitar Edimburgo durante el mes de agosto para poder asistir al Festival Internacional de Edimburgo que se celebra durante todo este mes en la capital escocesa. Visita que se iba a posponer en un principio debido a los excesivos precios de los hoteles en la ciudad durante esas fechas. Así que por algunos conocidos y por varios foros en la red descubrimos,  mi pareja y yo, que lo ideal aparte de visitar, por supuesto, Edimburgo, es hacer una ruta por Escocia y si es en coche mucho mejor, alojándonos también en los concurridos y más baratos Bed & Breakfast. Así, de este modo, podríamos visitar la ciudad unos días y continuar el viaje por el país que así sí, podría ser asumible económicamente hablando.
Después de muchos días informándonos por la red, varias llamadas “in english” a muchos Bed & Breakfast, Guest House, etc, y de leer foros, blogs y páginas de turismo nos hicimos nuestra propia ruta en coche para visitar durante 11 días Escocia.
Y para a quien le pueda servir de ayuda, ya que a nosotros nos ha venido muy bien este tipo de itinerarios y lugares de interés en la red, colgaré en este blog nuestra ruta, experiencia, sorpresas y críticas.


En los próximos días iré colgando cada una de las jornadas que vivimos en un país de la extensión de Castilla La Mancha y con una población algo superior a los 5 millones de personas,... todos escoceses... que no ingleses, ...que sino se enfadan... y no poco.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Nueva imagen de NOSOLODUERMO

Después de poco más de un año y medio y casi 10000 visitas he querido actualizar la imagen de NOSOLODUERMO. Un poco más moderna, clara y personalizada que la plantilla que utilicé en su día para comenzar a escribir y contar todo lo que veo.
Y es que como todo en la vida, este blog también evoluciona. Vamos caminando y viendo lo que nos pasa a alrededor, algunas veces a mayor velocidad y otras más lento, en algunas ocasiones hay espacio y tiempo para todo y otras en cambio sólo hay sitio para uno, incluso a veces llegas a tener que pararte para que lo demás continúe.
Evolucionando, caminando, ... pero siempre recto, pero siempre para adelante.
Gracias a los que me leéis y a los que comentáis las entradas, ya que me ayuda a seguir escribiendo, ... aunque a veces no sea sólo para mí.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El fantasma de la ópera

Hace poco más de un mes que se celebró en el Royal Albert Hall de Londres el 25 aniversario del estreno mundial de “EL FANTASMA DE LA ÓPERA” un musical basado en el relato de Gastón Leroux. Se han hecho diversas versiones en el cine desde la muda en 1925 interpretada por Lon Chaney hasta la última, en 2004. Pero por si algo destaca esta historia es por la obra de teatro que Andrew Lloyd Webber convirtió en un musical en 1986 y que ha recorrido los teatros de las  principales ciudades del mundo.


Hace pocos días pude ver en televisión la última versión cinematográfica de la obra. Estrenada en 2004, dirigida por Joel Schumacher e interpretada por Gerard Butler y Emmy Rossum. Durante toda la película se aprecia la magnífica ambientación de la ópera de París de últimos de siglo XIX con el vestuario, los maquillajes, la ambientación con unos decorados entre góticos y fastuosos y por supuesto la historia de amor imposible de Erik, un personaje que viven en las catacumbas de la ópera de París que se enamora de Christine una cantante de ópera del mismo teatro, donde se rumorea que en él vive un fantasma. Ella está dividida entre el amor al joven y guapo Vizconde Raoul, un amigo de la infancia, y la fascinación que siente hacia ese personaje tenebroso, maestro de canto, que esconde su cara tras una máscara. Lo que no sabe es que Erik hará todo lo posible por conseguir el amor de su amada. Una obra que supone un demoledor alegato de cómo la maldad de las personas y el rechazo de la sociedad a alguien que es distinto puede hacer de una persona un ser desequilibrado, vengativo y malvado.
El musical no es uno de mis géneros preferidos en el cine, es por lo que quizás las continuas canciones rompan un poco el ritmo de la trama. Lo que si aconsejaría obligatoriamente es la versión original de esta película ya que la versión en español tiene un doblaje bochornoso, pésimo que hace que en muchas ocasiones no te creas el drama de la historia, dándote a veces la sensación que estás viendo una película antigua de Disney. Los dobladores utilizados en España son los actores que interpretaron su versión teatral en español, por lo que al no ser profesionales en el doblaje sea tan evidente el desafortunado trabajo realizado, cambiando además al adaptarla al español algunas letras de las canciones desvirtuando así el libreto original.

Desilusionado en gran medida por culpa del doblaje, al siguiente día puse el DVD de la primera versión que existe del texto, la película muda de 1925 dirigida por Rupert Julian e interpretada por Lon Chaney. Nada que ver con la versión del siglo XXI. Si ésta última es un drama romántico musicado, la muda es una película gótica de terror donde transmite miedo y angustia, siendo ya un gran clásico de la historia del cine. Destacar la fotografía en blanco y negro donde se refleja entre sombras la tenebrosa ciudad subterránea escondida bajo París y la inquietante música gótica de órgano que toca el personaje principal, pero sobre todo si ésta es un clásico indiscutible es por la magnífica interpretación de Lon Chaney.

Lon Chaney

Este actor se hizo altamente popular con la interpretación del fantasma de la ópera y la del jorobado en “Nuestra señora de París” que lo llevó al estrellato en las primeras décadas del s. XX donde gracias a sus grandes cualidades expresivas y su facilidad ante el maquillaje le llegaron a apodar “El hombre de las mil caras”. En su papel de fantasma se transformó completamente con métodos muy rudimentarios para nuestra época deformando su cara con alambres en las narices y usando atropina para dilatar las pupilas de sus ojos y que gracias los claroscuros de la iluminación y el maquillaje hicieron que se convirtiera casi una calavera viviente. Ésto junto a sus amenazadores gestos hacen que sólo por su trabajo merezca la pena visionar esta película.

Escena de "El fantasma de la ópera" con Lon Chaney

Además es  una buena excusa para volver a ver alguna película muda que no sea de Charles Chaplin ya que el 90 % de las que hemos podido ver pertenecen a este gran cómico. Otra película muda de terror obligada para los amantes del cine y origen de las películas de Drácula es “Nosferatu” de 1922, que se pueden añadir a “Psicosis”, “La noche de los muertos vivientes” (1968), “La semilla del diablo”, “El exorcista”, “La matanza de Texas” (1974), “Carrie” (1976), “Alien, el octavo pasajero” o “El resplandor” como entre las mejores de uno de mis géneros favoritos, el de terror.

Toda esta curiosidad por “El fantasma de la ópera” me viene porque en mi viaje a Nueva York tuve la ocasión de poder asistir a su representación teatral. Y es que una de las visitas obligadas en la gran manzana es asistir a un musical en Broadway. Teníamos que elegir entre las decenas de musicales que cada día se exhiben como “El rey león", “Mary Poppins”, “Wicked”, “Mamma Mía”, “Billy Elliot” o “Chicago”. Si no se domina muy bien el inglés es aconsejable ir a una obra que mas o menos se conozca el argumento para no perder el hilo de la trama, por lo que al final elegimos la obra que más veces se ha representado en la historia de Broadway con más de 8000 funciones en el casi centenario Majestic Theatre, justo al lado de Times Square. 
Es fascinante entrar a un teatro de Broadway, ocupar tu localidad y ver de cerca cuando se corre el telón el gran escenario dominado por la gran lámpara de araña toda iluminada elevándose para dar el comienzo de ese gran espectáculo. Fue muy emocionante cuando en la primera parte de la actuación empezó a sonar los contundentes acordes de piano y violín del tema principal, homónimo del título de la obra, cantada por los dos protagonistas en directo a pocos metros, que tantas veces había oído, y que en su día cantó e interpretó la cotizadísima Sarah Brightman primero en el West End londinense y luego en Broadway y que aquí, en el siguiente video comparte actuación con nuestro Antonio Banderas.
Que lo disfruten.

lunes, 24 de octubre de 2011

"BODAS DE SANGRE", por el Grupo de Teatro "ALMOCAFRE"

No era la primera vez que entraba al casi recién inaugurado Teatro de Montalbán, pero si para ver una obra interpretada por el grupo de teatro local “ALMOCAFRE”. En un aforo casi lleno, después de llenar en su primer pase, interpretaron la magnifica obra dramática de Federico García Lorca “BODAS DE SANGRE”.
Federico García Lorca

“Almocafre” es un grupo de teatro que empezó hace ya más de 20 años en Montalbán de Córdoba de la mano de su fundador, actor, director y alma máter José Antonio Adamuz Muñoz. Nació con el afán de promover el conocimiento de las artes escénicas españolas. En todos estos años ha interpretado obras de Muñoz Seca, García Lorca, Miguel Mihura, Cervantes, y otros grandes del teatro español, tanto en dramas como en comedias con un elenco de actores aficionados que abarcan todas las edades y que no para de crecer, llegando a ser un grupo de teatro amateur de primer nivel dentro de la provincia cordobesa, ganando numerosos certámenes y premios diversos.

“Bodas de sangre” es un texto dramático del poeta granadino que escribió en 1933. Se basó al igual que la escritora Carmen de Burgos “Columbine” en 1931 con su novela Puñal de claveles” en el suceso real ocurrido en 1928 en el Cortijo del Fraile (Níjar, Almería). Edificio cuyo estado actual es ruinoso y que ni la reciente declaración de Bien de Interés Cultural, ni la inspiración de Lorca, ni las varias plataformas en pro del edificio parecen que hasta la fecha consigan una rehabilitación integral de tan emblemático lugar.

Cortijo del Fraile

Nos cuenta la historia de un triángulo amoroso en torno a una boda donde se recrea admirablemente la pasión, el amor, el honor, la venganza, el destino, la infidelidad, el odio y por supuesto la muerte, constantes inequívocas en la escritura de García Lorca. Es un texto muy pegado a la tierra, a las raíces, a los sentimientos, a la vida austera y dura de las gentes del campo andaluz y de la España profunda del primer tercio del S. XX.
El autor utiliza en la obra algunos contrastes como de la celebración de una boda a la tragedia de la muerte, del honor por una novia inmaculada a la deshonra de la infidelidad, así como muchas metáforas que quedan patentes como la tierra cosida a la estirpe y a la sangre de la familia, la navaja que atrae inexorablemente a la muerte, el agua como alimento de la madre tierra que se tiñe de rojo en ríos de sangre, la luna como fiel compañera de la muerte...

La función llevada a cabo por “Almocafre” fue muy buena pero a la vez muy contenida, tal como debiera ser, donde el texto escrito por tan genial escritor necesita unas actuaciones acordes a tan dramáticos hechos. Es quizás, esto último, lo más significativo de la obra representada donde hay que destacar la magnífica interpretación de los tres actores principales: la madre con una fuerza interpretativa portentosa que hace que el dramatismo del texto se reafirme en sus palabras y sus gestos, la novia con una especial naturalidad que deja atrás la actuación teatral y la de Leonardo (único personaje con nombre propio) donde demuestra la veteranía y el buen hacer de los muchos años que lleva al frente, y detrás, de la compañía.
Señalar también la escenografía, acentuada con la austeridad y sencillez del atrezzo con un telón de fondo negro, pocos objetos ornamentales y una iluminación simple pero muy cuidada, ya que estos pocos artificios decorativos te ayudan a centrarte en la historia, en la intensidad del texto evitando así que te puedas distraer, ya que lo principal es el texto y la interpretación de los actores. 
Otro punto a favor de la obra es la música, cantada por las actrices secundarias, destacando sobre las demás la bellísima “Nana del caballo grande” (en el acto 1, cuadro 1) donde su letra augura la tragedia que se avecina, y que fue dada a conocer al gran público por Camarón de la Isla.


Tanto me fascinó el texto que al día siguiente en la “Feria del Libro Antiguo y de Ocasión” de Córdoba me hice con un ejemplar de “Bodas de sangre”. Conseguí una edición publicada en 1977 de la prestigiosa Editorial Losada con la ilustración de portada de Silvio Baldessari, uno de los grandes ilustradores argentinos. 


Esta editorial está afincada en Argentina (conocida por publicar autores españoles durante su exilio durante la posguerra), y del que tengo otro ejemplar del año 64, también del mismo autor, “Mariana Pineda”, comprado en una librería de viejo hace unos años en Granada, ciudad natal del poeta. 

Por supuesto, no pude resistirme a leerlo, en las dos horas que se puede tardar en leer la obra completa, para poder cerrar así el círculo de haber disfrutado en un par de días de “Bodas de sangre”, con la actuación del Grupo de Teatro “Almocafre” y el texto de Federico García Lorca.

miércoles, 12 de octubre de 2011

LOS ENAMORAMIENTOS

Con el paso de los años uno intenta diversificar los libros que compro y leo, es por ello que a veces me esfuerzo en leer cosas que por inercia no leería. Tal caso me ocurre con la poesía, que a veces me he obligado leer algunos clásicos como Neruda, Lorca, Bécquer o con novelas clásicas de la literatura siendo no siempre el mismo resultado satisfactorio que en un principio esperaba. Otras veces es por conocer tal o cual escritor o libro del que has oído muchos comentarios, generalmente buenos, pero nunca has leído y que los has tenido ahí esperando en la biblioteca a que un día me decidiera a dedicarle algunas semanas de mi tiempo.

Este es el caso del libro al que dedico esta entrada, “Los enamoramientos” de Javier Marías.


"La última vez que ví a Miguel Desvern o Deverne fue también la última vez que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en cambio una desconocida...".

Así empieza esta novela, narrada en primera persona por María Dolz, la protagonista, que durante el desayuno, todos los días observa en un bar a una pareja, que a la vista de ella son la pareja perfecta. Nota como se miran, como sonríen, como se tocan, percibe que se quieren, que se compenetran y ella allí en una mesa cercana, cada mañana como una voyeur aficionada se complace en observarlos, con envidia sana, aportándole esa desconocida pareja la brisa fresca que tanto necesita en la monotonía diaria de su vida.
Una mañana la pareja no acude al desayuno de todos los días y van pasando los días hasta que descubre que el hombre ha sido asesinado brutalmente a cuchilladas por un indigente. Poco tiempo después se encuentra con la viuda, y con un acto de apoyo sincero se acerca a esta mujer para darle el pésame y contarle un poco su historia de observadora. A raíz de este encuentro quedan un día las dos solas para tomar algo y charlar. De esta breve amistad, María conocerá al mejor amigo de su difunto marido y el pequeño círculo de amistades de la pareja.
 
Javier Marías

Javier Marías madrileño nacido en 1951 es miembro de la Real Academia Española desde 2006 (ocupando el sillón R) ha sido profesor de la Universidad de Oxford, la universidad estadounidense de Wellesley Collage o la Complutense de Madrid.
Es el autor de libros tan conocidos como “Todas las almas”, “Corazón tan blanco” o su gran obra hasta ahora, que es considerada una de las grandes novelas de este siglo “Tu rostro mañana” que todavía no he oído o leído a nadie que no se haya quedado fascinado con esta trilogía formada por “Fiebre y lanza”, “Baile y sueño” y “Veneno y sobra y adiós”. También escribe semanalmente en El País Semanal (suplemento dominical del diario El País).

El argumento de “Los enamoramientos” en sus algo más de 400 páginas es bastante sencillo en su forma, pero no en su contenido, ya que es un libro tremendamente difícil de escribir, que no de leer. El autor nos habla principalmente de los sentimientos, del amor a la pareja, del amor a lo inalcanzable, del recuerdo a un amor ya muerto, del miedo a que esos amores vuelvan, de la pasión que se puede sentir hacia otra persona y de lo que estarías dispuesto a hacer por un amor que espera paciente, de un amor que se sabe de antemano es a corto plazo, de las trampas que un enamoramiento nos puede poner y que nos hace caer. Es un estudio pormenorizado de los distintos puntos de vista del enamoramiento de las personas, de la alegría, de la euforia y de la tristeza y de la desolación.

Tiene una escritura muy profunda e íntima, incluso a veces filosófica, pero muy seductora que hace que te metas en la piel de la narradora, y la entiendas y la vivas con ella, llegando a sentir como si fueses una mujer,… esa mujer, confirmando una vez más lo complicad que ha tenido que ser para un escritor hombre haga sentir a un lector también hombre todos esos sentimientos tan femeninos y a la vez tan universales.

Esta novela empieza muy bien con un argumento que te absorbe, a medida que vas leyendo se olvida un poco de lo que es novela pura y dura para dar paso magistralmente a un casi ensayo de los enamoramientos, que quizás peca de la misma obsesión de los sentimientos y pensamientos de la protagonista en reiteradas veces, terminando en casi un thriller (psicológico) con un final que no dejará indiferente a casi nadie.


Presentación de "Los enamoramientos" por su autor

Es un libro que se deja leer muy bien, que te hace pensar de los posibles y distintos enamoramientos que uno puede llegar a sentir y que ahonda considerablemente en eso, en los sentimientos olvidándose un poco de la acción en el argumento, pero seguro que el autor, dada su constatada maestría en la escritura, eso es lo que pretende y lo hace maravillosamente. Es por lo que es una novela muy recomendable para todo tipo de lectores ya que los sentimientos y los enamoramientos no son propiedad de ninguna clase, condición, circunstancia o género.