miércoles, 23 de mayo de 2012

PROVINCIA DE CUENCA

Continuando con mis días en la provincia conquense dedicamos un día a pasarlo fuera de la ciudad para conocer otros lugares interesantes cercanos a la capital.

Quizás el lugar de la provincia más conocido y visitado es “La ciudad encantada” así que no desaprovechamos la oportunidad de ver aquella maravilla natural. En el camino y después de seguir la interminable hilera de chopos que bordean la ribera del Júcar nos detuvimos en lo que es una parada casi obligada, el denominado “Ventano del Diablo”, una perforación en la roca con forma abovedada y una vista impresionante, por medio de dos grandes ventanales naturales, a una garganta formada por el río Júcar, a más de 200 m de altura, donde se puede apreciar en el fondo la corriente de agua color azul turquesa del río.
 
Ventano del Diablo
“La Ciudad Encantada”, a unos 30 km de la capital, es un paraje natural formado por grandes moles de rocas calizas que con el paso de los millones de años y junto al viento, agua e hielo han dado lugar a unas formaciones cársticas de tal singularidad y belleza, conocido internacionalmente.
El itinerario señalizado, de unos 3 kilómetros aproximadamente, se recorre fácilmente en unas dos horas con un nivel apto para todos los públicos, pero especialmente recomendable para los niños que seguro disfrutarán de las caprichosas formas que la naturaleza ha esculpido creando lo que su propio nombre indica, una ciudad encantada.
La distinta composición de las rocas hace que la erosión sobre las mismas haya sido diferente modelando figuras muy reconocibles como pueden ser figuras humas, animales u objetos que a veces resulta casi imposible imaginar como pueden mantenerse en pie durante tantos miles de años, un ejemplo claro es el que puede ser el símbolo de la ciudad, el “Tormo Alto”.

Tormo Alto
Entre todo este milagro de la naturaleza se encuentra las formaciones con forma de barcos gigantes varados en la tierra, “El perro”, “La tortuga”, “El mar de piedra”, el elefante junto al cocodrilo, “El tobogán”, etc. Un paseo entre piedras prehistóricas, acompañado de los pinos, quejigos, matorrales y demás flora autóctona que harán una visita inolvidable en el tiempo.

"La foca" en La Ciudad Encantada
En nuestro camino hacia otro monumento natural de la provincia, el Nacimiento del Río Cuervo, nos depararía varias gratas sorpresas que casi te obligan a hacer paradas aunque éstas sean de corta duración, tal es el caso de la laguna cercana al pueblo de Uña.
La Laguna de Uña, formada por el dique de un afluente del Júcar, se encuentra en la base de unos imponentes cortados calizos que contrasta el color ocre de las piedras con el casi inexplicable color verde aguamarina tan habitual en estos parajes.

Laguna de Uña

El curso del Júcar nos guiaba río arriba, hacia el Nacimiento del Río Cuervo, pero cruzando el pueblo de Tragacete vimos el cartel de información del nacimiento del Júcar, así que nos desviamos unos pocos kilómetros para ver el nacimiento de un río que desemboca en la ciudad valenciana de Cullera, casi 500 km más adelante.
Al final no llegamos hasta el mismo nacimiento pero sí hasta una zona recreativa llamada “La cascada del molino” que son unos pequeños rápidos de agua entre desniveles, árboles y piedras que queda un poco antes del nacimiento y que a estas alturas se encuentra a escasos 6 kilómetros de la provincia de Teruel, en Aragón.

"Cascada del Molino", cerca del nacimiento del río Júcar
No hace falta ser muy perspicaz para saber que el nacimiento del río Cuervo es uno de los grandes atractivos turísticos de Cuenca: sólo hace falta ver el espacio destinado para el aparcamiento de los coches, y es que este paraje está declarado como monumento natural.

Un pequeño sendero construido a base de tablones de madera te llevan directamente a las cascadas del río. Es una lástima que en un año tan seco como el presente apenas caigan varios hilos de agua, algunos congelados, desde lo alto de la peña. Tiene que ser un espectáculo de especial belleza poder ver las chorreras todas cargadas de agua deslizándose entre el musgo formando estalactitas cayendo a la poza inferior.

Nacimiento del río Cuervo
Se puede acceder a la parte superior de la cascada, donde aquí el agua se almacena en varios pequeños estanques naturales que quedan escondidos al verse envueltos por las montañas y los pinos ofreciéndonos uno de los rincones más bellos de la serranía de Cuenca.





Atravesando el “Parque Natural Sierra de Cuenca” ya de vuelta a la capital y con la visita inesperada pero atractiva de algunos ciervos en la carretera visitamos casi de pasada el pequeño pueblo de Las Majadas. Una villa donde todavía se puede respirar el encanto de la madera y las piedras en sus casas típicamente rurales y serranas, con sus corrales y sus huertos, donde parece que el tiempo se paró hace ya algunas décadas.

El último día, ya de vuelta hacia el hogar buscando el sur, los pequeños destellos brillantes, debido a la sal, de las carreteras de montaña se quedaron atrás para dar paso a las extensas llanuras interrumpidas solamente por los pequeños pueblos blancos y por las leves subidas y bajadas de los cerros.

Fue en la comarca limítrofe de las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca donde por último nos quisimos empapar de la cultura de la zona, y que mejor manera que visitando esas construcciones cilíndricas encaladas con capirote oscuro y aspas de madera que coronan desde las lomas algunos pueblos como El Toboso, Belmonte, Campo de Criptana o Mota del Cuervo y que resumen la típica estampa manchega, sus molinos de viento.

Molinos de viento en Mota del Cuervo
-“Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino”. -Esto lo que le dijo Sancho a su amo Don Quijote frente a unos molinos, que quizás y debido a su cercanía a El Toboso podrían ser los mismos molinos que nosotros vimos.
Aquí, en el denominado “Balcón de La Mancha” se puede divisar una gran extensión de terreno, con la localidad justo debajo y donde cada primer domingo de mes el molino llamado “El gigante” gira para hacer una pequeña demostración de molienda del grano, pudiendo acceder a su interior y subir hasta su parte más alta.


Uno de los 7 que quedan de los 23 que en su día existieron en Mota del Cuervo y que todavía, afortunadamente, resisten al paso de los siglos.