martes, 12 de noviembre de 2013

EL INVIERNO EN LISBOA

A veces, el azar, las casualidades o el destino te llevan a elegir un camino, decantarse por cosas muy importantes e incluso a veces por una nimiedad tan cotidiana como elegir el próximo libro a leer.
Hace ya varios meses entré en la librería de lance segoviana “Libros del reino secreto” para comprar una postal antigua de esa ciudad. Como resulta que allí no se venden ese tipo de artículos decidí comprarme algún libro de los numerosos que colman las estanterías. Me decanté por la segunda novela escrita por Antonio Muñoz Molina, “El invierno en Lisboa”.
Tiempo después y momentos antes de elegir la próxima novela a leer estaba escuchando a grandes músicos del jazz clásico americano en el programa “Trópico utópico” de rne. Así, con el buen sabor de lo que había escuchado elegí casi inconscientemente una novela que tiene mucho que ver con este tipo de música, “El invierno en Lisboa”. Un libro que compre casualmente sin ir a buscarlo y que decidí leerlo totalmente influenciado por las notas de la música que había escuchado momentos antes.
“El invierno en Lisboa” es la historia de Santiago Biralbo, un pianista bohemio que toca en un club de jazz de San Sebastián. Allí en San Sebastián, en uno de sus conciertos Biralbo conoce y se enamora de Lucrecia, una hermosa mujer que está casada con un estafador de segunda que trafica con obras de arte. Con la repentina huida de Lucrecia con su marido y su posterior vuelta ella sola, empieza un enredo de ambiciones, traiciones, de oscuros personajes nada recomendables y de asesinatos en sucios tugurios que los llevarán hasta Lisboa. Aquí el reencuentro del amor frustrado se mezclará, como el hielo con la ginebra, con una trama romántica pero negra siempre con el jazz como banda sonora que se acopla perfectamente a estos personajes y a estas ciudades.
Antonio Muñoz Molina nació en Úbeda (Jaén) en 1956. Es académico de la Real Academia de la Lengua y ha ganado numerosos premios como el Nacional de Narrativa con “El invierno en Lisboa” y con el “El jinete polaco”, así como el Planeta por éste último. También ha sido galardonado con el Príncipe de Asturias de las Letras en 2013. Entre sus grandes obras, aparte de las ya mencionadas destacan “Beltenebros”, “Sefarad”, “Ventanas de Manhattan”, “Todo lo que era sólido”, que es su última, “Córdoba de los Omeyas” o “Plenilunio”, siendo éstas dos últimas las que he leído anteriormente de este escritor.
Antonio Muñoz Molina
Una novela que se desarrolla en dos ciudades, muy distintas entre sí pero que tienen en común el olor a mar enredado en la bruma que a veces ciega las noches solitarias después de la puesta del tibio sol invernal sobre sus colinas. La primera parte es la que hace de presentación de los personajes de la historia que se desarrolla en San Sebastián pasando a Lisboa para desarrollar y concluir la trama del libro.
Es una historia de amor, y como todas las buenas historias de amor están también el desamor, la pasión, la fatalidad y la desesperanza. Un amor de almas solitarias y melancólicas, como la saudade tan típica portuguesa, cambiando, eso sí, el fado por el jazz.
Escrita con talento, oficio y amor, mucho amor al jazz y al cine negro, ya que a medida que vas pasando las páginas de este libro es difícil no rememorar algunas de las grandes películas del cine negro americano, las de los bares en penumbra con música de jazz de fondo, las de la niebla en las ciudades, las del humo de tabaco, las de los whiskys sobre la mesa, las de sombrero y gabardina, las de la femme fatale,… ya que esta novela es un claro homenaje a este tipo de cine que tan buenos e inolvidables momentos nos ha regalado. Aquí se respira la ambientación de las películas de James Cagney, Edward G. Robinson o Humprey Bogart o filmes de jazz clásico como “Cotton Club” o “Bird”, sin olvidar el intro de la serie de los 80 “Mike Hammer” o las fantásticas historias de José Luís Alvite en el Savoy.
Dizzy Gillespie, en un fotograma de "El invierno en Lisboa"
Al igual que las dulces historias de amor tienen su lado más amargo, esta novela también tiene sus puntos menos destacables, ya que quizás el argumento sea más de lo mismo: chico conoce chica, chica no le conviene, chica se va con el malo, chico abatido, chica vuelve, chico ayuda a chica... Una historia condenada al fracaso, donde los buenos son muy buenos y los malos muy malos, excepto la femme fatale, que también puede resultar un poco predecible. 
Pero todo esto no debe evitar leer esta buena novela acompañándola con música suave de jazz o con el mismísimo Dizzy Gillespie, que fue el que compuso la BSO y actuó en la película de 1991 basada en esta novela.