jueves, 24 de junio de 2010

La ciudad de los prodigios

El cuarto libro que en el club de lectura al que pertenezco, y del que soy co-coordinador, nos hemos leído, después de “La sonrisa etrusca” de José Luís Sampedro, “La peste” de Albert Camus y “Señora de rojo sobre fondo gris” de Miguel Delibes, ha sido “LA CIUDAD DE LOS PRODIGIOS” (publicada en 1986) del escritor español Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943). El autor es también conocido por sus otros libros “La verdad sobre el caso Savolta”, “El misterio de la cripta embrujada”, “La aventura del tocador de señoras” o “El asombroso viaje de Pomponio Flato”, entre otros, aunque éste que nos ocupa sea el que más le ha dado a conocer y con el que ha obtenido un mayor número de premios y reconocimientos, como el premio Ciudad de Barcelona, el premio de la revista francesa “Lire” por mejor libro del año en 1987 y finalista en otros dos importantes certámenes en Europa.


“La ciudad de los prodigios” es una novela ambientada en la Barcelona que comprende la época que encuadra las dos exposiciones universales de la ciudad, entre 1888 y 1929 de la mano de un personaje singular, Onofre Bouvilla, que empezó de niño en una familia humilde. Se traslada a la capital para salir de la miseria y encuentra su primer trabajo repartiendo panfletos anarquistas, pero su inteligencia en un primer momento y su ambición y codicia después hacen que se convierta en el hombre más rico e influyente de España y uno de los más ricos del mundo, aunque para llegar a ese estatus tenga que recurrir a sus pocos escrúpulos, su falta de moral, formar parte de la mafia barcelonesa e incluso “quitarse” de en medio a aquel que de una manera u otra se le interponga en su camino hacia lo más alto.
Su historia durante estos casi 50 años está fuertemente influida, aparte de su gran amigo y súbdito Efrén Castells, por tres mujeres que por palabras de una pitonisa le presagiará que la primera le hará rico, la otra la encumbrará y la otra la hará feliz, aunque también le aventurará que la que le haga feliz le hará desgraciado, la que le encumbre le hará esclavo y la que le haga rico lo maldecirá.

Mi particular punto de vista de esta obra, que es literariamente una novela histórica pura y dura, y va cambiando con respecto vas leyendo las 544 páginas de que consta, ya que al principio el autor nos va contando las desventuras de un pequeño y pobre desgraciado en los barrios bajos de Barcelona, por lo que al principio sientes pena y compasión, cayéndote muy bien el personaje principal por sus miserias y sus ganas de sobrevivir pero conforme va subiendo en la escala social y ves que sus métodos no son los más adecuados, la visión sobre el personaje va cambiando, a peor, por lo que llegas sino a ir odiándolo, por lo menos hace que no te caiga especialmente bien. Quizás esto sea uno de los puntos fuertes del libro, ya que estamos acostumbrados a que nos retraten a personajes con buena moral o pobres personas con buenas intenciones, pero éste no es el caso.

Al ser la novela histórica mi tema literario favorito, la primera mitad del libro nos relata fielmente la situación social, política e histórica de la ciudad durante la construcción de la primera exposición universal de 1888 y me entusiasma los detalles de aquella época tan poco conocida, al menos para mí. Conforme se va leyendo la segunda parte del libro, los actos e historias van mucho más deprisa y con un menor grado de referencias, por lo que algunos pasajes van muy acelerados. Es como si quisiera contar muchas cosas en muy pocas páginas. Es por lo que a mi parecer que no sé si le faltan o le sobran páginas, o cuentas menos cosas y le das la importancia que se merecen o lo escribes con más detalles en un mayor número de hojas. Está claro que Eduardo Mendoza es uno de los grandes narradores contemporáneos, por lo que dudo mucho que esto sea un lapso del escritor, sino quizás que lo quiso escribir así y que cada uno saque sus propias conclusiones. Él simplemente las cita y que cada uno interprete lo que quiera, ya que da la impresión que el autor no toma partido en ningún momento, es como si fuera un mero periodista que cuenta lo que sucede, a excepción del victimismo catalanista que cita en más de un pasaje.

Como he dicho anteriormente la última parte del libro se va desinflando y hace que el lector no se involucre demasiado en los personajes, eso sí lo remata con un buen final que lo deja abierto con varias interpretaciones, a cual más diversa, entre los miembros del club de lectura.


Es por lo que para mí empezó con una buenísima novela, al final se queda en un libro notable que no me llega a enganchar como otras muchas de temática parecida si lo han hecho. Lo mejor sin duda es la recreación de la Ciudad Condal de aquella época y el enfoque y evolución del singular personaje. Este libro no es el típico best seller aunque si se lo podría recomendar a todos los lectores interesados en novela histórica y especialmente en esta parte de la historia de España.

Como anécdota contaros que una de los miembros de nuestro club de lectura vió en la firma de libros de la pasada feria del libro de Madrid a Eduardo Mendoza y le contó que en ese momento estábamos leyendo su libro para un club de lectura en Montalbán, cosa que le agradeció enormemente.

Por último quería también decir que hay una película, que todavía no he visto, basada en la novela homónima dirigida por Mario Camus en 1999 e interpretada por Olivier Martínez, Emma Suárez y el cantante “Loquillo”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario