“La trilogía de Nueva York” es sin duda una de las obras literarias más
conocidas de los años ochenta, de ahí que gran parte de los cimientos sobre los
que se sustenta el prestigio internacional de Paul Auster se los deba a estos tres
relatos cortos donde el escritor maneja, manipula y le da una vuelta de tuerca
al género policíaco.
Paul Auster, aunque también es guionista y director
de cine, es un escritor nacido en Estados Unidos en 1947. Empezó a escribir a
edad muy temprana pero no fue hasta la década de los ochenta cuando gracias a
esta trilogía (años 85, 86 y 87) coge fama mundial, manteniéndose en lo más
alto en los sucesivos años con títulos como “La noche del oráculo” y
“Brooklyn Follies”.
Paul Auster |
“La trilogía de Nueva York” es una colección de tres relatos
aparentemente independientes pero están conectados de forma muy sutil en su
tercero y último. Lo que sí tienen en común las tres partes, es el juego psicológico de cada uno de los personajes principales
con sus compañeros de trama y con el mundo que les rodean, haciéndonos
exclusivos partícipes de sus más íntimos pensamientos mientras van buscando
cada uno de ellos su propia identidad. En misterio de cada relato) nos plantea
un fascinante puzzle de ambigüedades, confusiones y símbolos que se desarrollan
en los genuinos edificios y calles de Nueva York, una ciudad que a veces puede
ser claustrofóbica y donde la soledad se puede hacer casi insoportable entre
millones de personas alrededor.
No sé hasta que punto, puede que en nada, Auster se haya basado de
alguna manera al ambientar los lugares y personajes de estos libros en la obra
pictórica de Edward Hopper, ese pintor norteamericano que tan bien reflejó la
incomunicación de la sociedad norteamericana de la primera mitad del s. XX, pero
es curioso que mientras iba leyendo las páginas de estas tres novelas a cada
instante me evocaba la luz, la atmósfera y la soledad de los personajes llenos
de incógnitas de los cuadros de Hopper.
En la primera historia,”Ciudad de cristal”, un
escritor de novela policíaca recibe una llamada telefónica errónea preguntando
por un detective, curiosamente de nombre Paul Auster. El escritor llevado por
la curiosidad y la aventura no deshace el malentendido y termina aceptando la
investigación utilizando el nombre del detective. El caso lo envolverá en un
misterioso asunto arrastrándolo a una compleja trama de espionaje, por las
calles y esquinas de Nueva York. Los enigmas, la obsesión y la locura se harán
patentes en esta historia.
"Esquina de Nueva York" de Edward Hopper, 1913 |
“Fantasmas” cuenta las peripecias de un detective privado en un
aparente caso sencillo de investigación pero poco a poco va quedando atrapado
en un enigma singular y cada vez más extraño. Le encargan la tarea de vigilar
constantemente a un hombre desde su ventana con vista directa al apartamento
del vigilado, tal como
si de L.B.
Jefferies con su vecino Thorwald se tratara. La larga investigación hará que poco a poco se vaya
obsesionando con su misión, olvidando así su propia vida personal, y lo que
empezó como una tediosa investigación se convierte en un misterio que él mismo
puede ser sin saberlo pieza clave del misterio.
"Ventanas en la noche" de Edward Hopper, 1928 |
Por último, en “La
habitación cerrada" un periodista sin éxito se ve abocado a los
recuerdos de su infancia cuando la mujer de un antiguo amigo íntimo le escribe
una carta para decirle que su marido ha desaparecido sin dejar rastro, excepto
unos manuscritos pidiéndole que sea él quien decida si publicarlos o no. Es a
partir de ahora, con la nueva relación existente, cuando sus propios demonios y
traumas infantiles saldrán a la luz con más fuerza que nunca cambiándole
totalmente lo que hasta ahora era su vida.
"Habitación en Nueva York" de Edward Hopper, 1932 |
La narrativa y el
estilo utilizado, en cada relato, es de una prosa sencilla y ágil con un
desarrollo en espiral de la historia en busca de un final extraño, ya que no es
la típica novela de misterio a las que estamos acostumbrados, es algo más, es
mucho más.
Unos personajes
obsesivos en unas tramas misteriosas que conforme se van desarrollando llegan a
ser caóticas, surrealistas, amargas y opresivas. La simbiosis entre el
protagonista y la persona investigada son llevadas al extremo acabando en una
autodestrucción en un macabro juego psicológico.
Finales
con historias que no terminan con el típico esclarecimiento del nombre del
culpable, historias no cerradas, pero esto no llega a sorprender, ya que poco a poco el oscurecimiento
vital del personaje te va atrapando, sabiendo de antemano que aquí no se
comerán muchas perdices. Historias de personajes, no de casos, que seguirán
rondando en la cabeza mucho después de cerrar la última página del libro,
aunque en un principio pueden dejar algo frío y con un regusto amargo, seguro
que fascinarán al lector.
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