lunes, 2 de enero de 2012

ESCOCIA día 5: ABERDEEN - INVERNESS

Aberdeen fue en la única ciudad que dormimos en un hotel convencional, el "Holiday Inn Exprees Aberdeen City Centre". Muy bien situado y con una habitación muy correcta, moderna y funcional como el buffet, que era el típico desayuno continental.
Mañana soleada que aprovechamos para un paseo por Union Street y sus alrededores. Al ser domingo y conociendo la agitada vida nocturna de esta ciudad no nos extrañó el poco ambiente que a primera hora había en la calle. Así que nuestra visita por la ciudad se limitó a recorrernos Union St. con sus grandes edificios, el muelle con sus colosales buques bien cerca del centro de la ciudad, la plaza del ayuntamiento y el cementerio antiguo, que como no podía ser de otra manera por estas latitudes, está en el mismo centro de la ciudad y del que merece la pena visitar ya que el romanticismo gótico y el césped del mismo invita a pasearlo.

Union Street

A unos 40 km al sur de Aberdeen se encuentra uno de los lugares más espectaculares de toda Escocia, el "Castillo de Dunnottar" enclavado en una gran roca gigante casi separada del terreno y abrazada por las frías aguas del Mar del Norte… y nosotros no podíamos perdérnoslo.
Como nuestro GPS, en todos nuestros viajes, siempre es un mapa o un papel sacado por Internet es lógico que de vez en cuando uno se pierda y se encuentre en sitios y lugares tan maravillosos como el pueblo de Stonehaven. Pequeño pueblo pesquero con una bahía llena de pequeñas embarcaciones que dan a una calle, que a su vez hace las veces de mirador, llena de tiendas, pubs y restaurantes. Supongo que por ser domingo o por celebrarse una feria o mercadillo estaba abarrotada de gente aprovechando los escasos rayos de sol que por esos lares se pueden disfrutar. Un buen sitio para tomarse algo, pero estábamos ansiosos por llegar a uno de los destinos preferidos de todo el viaje.
"Dunnottar Castle" estaba a 10 minutos en coche de Stonehaven, por una carretera paralela al mar que sorprende la imagen de los campos de cebada pegados literalmente al mar con sus manchas blancas y negras con forma de vaca que te encuentras, al igual que con la ovejas, en cualquier paisaje de Escocia.
Lo más emocionante es conforme vas andando desde el sendero que separa el castillo de la carretera ir vislumbrando poco a poco los muros de la fortaleza medio derruida que queda culminado al ver completamente en el lugar donde está enclavado el castillo.

Dunnottar Castle

Es una de las ruinas más impresionantes de Escocia. Fortaleza inexpugnable en su día, era una de las fronteras más seguras del reino, donde durante un tiempo se guardaron las joyas de la Corona escocesa para luego sacarlas clandestinamente bajo las faldas de una mujer durante la ocupación de Cromwell. También fue prisión y donde William Wallace le prendió fuego a una capilla repleta de soldados ingleses. Y más recientemente donde se grabaron algunas escenas de la película “Hamlet” de Franco Zeffirelli protagonizada por Mel Gibson y Glenn Close. Una fortaleza que una vez que has subido a la misma te sorprende la amplitud de las estancias y de las explanadas que en ningún momento desde la distancia se puede uno imaginar. Las vistas desde arriba a las playas de hierba y piedras de ambos lados con sus acantilados junto al conjunto exterior es de lo mejor que hemos visto hasta ahora.


Como anteriormente el lugar y el ambiente nos habían encantado, decidimos pararnos en Stonehaven para almorzar antes de emprender la larga ruta hacia nuestro nuevo destino. Justo enfrente del mar nos decantamos por el pub “The Ship Inn” un lugar con una terraza a unas vistas estupendas con la bahía, las barcas, las montañas, el cielo… y el salmón a la plancha con bola de patata con vegetales y el bacalao con vino blanco cubierto de salsa de queso cheddar cremoso servido con verduras frescas y patatas fritas que nos comimos y que nos supieron a gloria.


Nos quedaban por delante unos 250 kilómetros que recorrer para llegar a Inverness. Por suerte, esta carretera no era tan mala como las que ya habíamos pasado. Hicimos un breve descanso en la ciudad de Keith, que parecía semidesierta, donde se produce el famoso whisky “Chivas Regal”. En esta zona es donde se concentran la mayoría de destilerías de whisky escocés. Es un itinerario tortuoso aunque especialmente bello por la presencia de castillos y jardines que además abre un nuevo escenario en su parte final: el interesantísimo tramo de carretera costera, ya que de vez en cuando se puede ver el Mar del Norte, y que lleva a la histórica ciudad de Elgin. Sabíamos que en esa ciudad estaban las ruinas de una catedral preciosa, pero como la noche estaba casi acechándonos y todavía nos quedaba un buen tramo decidimos no pararnos y continuar el viaje.

Como rectificar es de sabios y casi puedo asegurar que algún día volveré a Escocia pero no pasar otra vez por esta ciudad… dimos media vuelta e hicimos una pequeña pausa para poder apreciar esa maravilla. Esto fue otro de nuestros aciertos al alquilar un coche: pararse donde uno quiera y el tiempo que se estime oportuno, que ni por asomo tendríamos oportunidad de conocer a través de un viaje organizado.
Una breve parada por el exterior del recinto de la "Catedral de Elgin", ya que a esas horas ya estaba cerrado el acceso al público, pero que se puede apreciar toda su magnitud y belleza desde la verja exterior. Un retrato formado por las pinceladas verdes de la hierba donde descansan las tumbas grisáceas, el color pardo de los escasos muros laterales de la nave y su majestuosa fachada. Todo esto mezclado con los arcos ojivales transparentes de matices azulados y violáceos del atardecer del cielo. Una paleta de color de tonos fríos que nos confirmó que el cambio de opinión con respecto a esta breve pausa en nuestro camino fuese un gran acierto.

Catedral de Elgin
 
Llegada, como no podía ser de otro modo, bien de noche al B&B que más nos había gustado al realizar la reserva, “Saint Anne’s House”, en Inverness. El dueño nos estuvo esperando y nos ofreció prepararnos algo para la cena, de lo que desistimos muy agradecidos.




Antes de dormir, un paseo por la ciudad, cruzando el puente peatonal colgante sobre el río Ness en dirección al centro, pero estábamos tan cansados que nos fuimos a dormir sin cenar siquiera.

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