viernes, 4 de marzo de 2011

El Algarve (I): ALBUFEIRA

Uno de mis destinos preferidos para hacer alguna escapada es nuestro país vecino Portugal, las razones son muy sencillas: una de ellas es la cercanía a mi lugar de residencia, ya que en menos de tres horas estás en un país distinto que siendo muy parecido en el clima merece la pena descubrir, ya que a la vez es muy distinto tanto en la arquitectura como en las costumbres de sus habitantes. Pero quizás la razón más fuerte para visitar ese destino es sus precios tan bajos con respecto a España.
Quizás estos motivos son las que me han llevado ya varias veces a Portugal, hace unos años visité su capital, Lisboa, descubriendo una ciudad muy auténtica, con un encanto muy genuino y especial. También estuve en algunos de sus pueblos de playa más importantes cercanos como Cascais y Estoril, además del que quizás sea el pueblo más bonito de Portugal, Sintra, un pueblo de sierra con numerosos palacios y castillos en sus alrededores. Hace ya un año estuve un fin de semana en Tavira, uno de los pueblos turísticos más cercanos a la frontera española, que todavía conserva en gran medida la personalidad de pequeña villa pesquera.
La visita de este año ha sido en Albufeira, en el mismo centro de la región sureña. El alojamiento fue en el apartotel “Solaqua”, a un precio de 85 euros disfrutamos 3 noches con desayuno incluyendo también el acceso gratuito a la piscina climatizada y todos los servicios de un hotel de 4 estrellas nuevo y moderno... ¡busca algo parecido en España!, por ese precio sólo podíamos disfrutar de una noche en España.
Vista de Albufeira desde el mirador en el barrio de los pescadores

Albufeira o “Castillo junto al mar” como es la traducción al árabe es un uno de los centros playeros mas concurridos, y eso se nota nada pasear por sus callejuelas inclinadas, atestadas de cientos de restaurantes y hoteles, pero que en enero la gran mayoría están cerrados lo que transmite una ciudad vacía, solitaria y hasta en cierta medida decadente.

"Afilaor" junta a casa con ropa tendida en la calle y bandera de Portugal
En la parte antigua, al oeste, se respira aún cierto olor a pueblo viejo pesquero con sus callejas y casas encaladas asomadas a la playa, con sus peculiares fachadas de azulejos portugueses, la gran mayoría muy deterioradas, pero eso no deja de tener un embrujo muy típico de Portugal, aunque también hay otras fachadas alicatadas muy cuidadas formando un resultado muy bonito y pintoresco.


Ya el mismo centro hay un bulevar, que hace de calle comercial, que para nada armoniza con la arquitectura de pueblo costero formando así una amalgama de estilos arquitectónicos de muy dudoso gusto, nada que ver como otros pueblos y ciudades que saben conjugar la arquitectura y el urbanismo viejo con lo nuevo, moderno y cosmopolita. En la gran mayoría de la ciudad se puede apreciar la invasión de la fiebre desarrollista, arquitectónicamente hablando, con una disposición urbana desconcertante, dejando muy atrás lo que en los años 50 y 60 era este pequeño rincón encantador. Desde casi todos los puntos de Albufeira se pueden observar los montes cercanos cubiertos de caóticos apartamentos de vacaciones, rompiendo así bruscamente el continuo verdor de las sierras cercanas.



El estilo de vida de los portugueses, y más en un pueblo turístico en temporada baja, es totalmente distinta a la de los españoles, ya que tienes que estar atento si quieres cenar en un restaurante, ya que si vas después de las 22h ya no hay cocina y a partir de las 20.00h es difícil que te cruces con alguien por la calle ya que a esas horas están ya semidesiertas.
Destacar la Praia Dos Pescadores, delante de la parte vieja, donde aún se aprecia algo de su pasado en las barcas de pesca pintadas de vivos colores y la Praia Do Peneco, las más concurrida y las más característica gracias a su gran mole de piedra en la misma arena a pie de orilla, siendo éste quizás el lugar más fotografiado de todos los entornos cercanos.

Praia do Peneco
Recomendaría un paseo a pie vespertino desde el puerto pesquero al oeste de la ciudad por las callejuelas que bordean y se asoman a las rocosas laderas que bordean las playas, y que te llevan al otro extremo de la ciudad, hasta el barrio de los pescadores, recreándote a su vez de unas espectaculares vistas de la puesta de sol sobre el océano.

Si los precios de los hoteles están muy por debajo de la media española, los restaurantes en cuanto a precio poco varían con los nuestros, aunque si hay que apuntar la gran calidad de sus comidas en casi todos los restaurantes de la zona. “Casa da Avó” fue uno de los que elegimos para una cena a la luz de las velas, un restaurante moderno con arquitectura antigua, especial para parejas y grupos reducidos, siendo éste el mejor lugar donde comimos durante los días que estuvimos por la zona. Si estás en Portugal es inevitable, y muy recomendable, que te den la cerveza “Sagres” (fabricada en el Algarve) siendo las más consumida del país. Y para probar el vino, uno realmente bueno, es el “Mateus Rose”, un rosado también fabricado en Portugal. Aunque si por algo destaca la comida portuguesa es por sus cientos de maneras de preparar el bacalao.



Nosotros lo probamos como entrante en forma de Carpaccio y como primer plato con nata gratinada, estando ambos realmente exquisitos. También tuvimos la ocasión de probar el famoso “Frango piri piri”, que no es más que pollo con aliño a base de pimientos picantes con más especias, siendo esta salsa casi exclusiva de el Algarve ya que fueron los moros que llegaron a estas costas los que la introdujeron en esta zona.
En los próximos días colgaré una nueva entrada con la ruta que hice para llegar al cabo de San Vicente, que quizás fue lo más atractivo y enriquecedor de este viaje a El Algarve.



 




Un saludo.

4 comentarios:

  1. Hola Pedro, muy interesante e ilustrativa tu entrada. Tengo muchas ganas de conocer Portugal, como pueda este año iré a Lisboa. Me ha sorprendido bastante lo que has contado sobre lo diferente que es nuestro país vecino en lo que se refiere a vivir la noche, y eso que en lo que a horas de luz y demás es igual que España. Un saludo y enhorabuena.

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  2. Muchas gracias, te aseguro que Lisboa no te defraudará, es una ciudad fantástica. Es verdad que es muy curioso lo de los horarios. En Cascais y Estoril no tuvimos "problemas" a la hora de cenar, pero en la capital, en pleno agosto a las 10 de la noche no encontrabas ningún sitio para comer!!

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  3. ¿¿en agosto y a las diez de la noche no encontrábais sitio para comer??... madre mía, están locos estos portugueses.

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  4. Una opción segura siempre es el McDonalds, aunque una de las últimas noches encontramos otro restaurante que estaba lleno, como no..., de españoles.

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