miércoles, 11 de enero de 2012

ESCOCIA día 7- martes: INVERNESS - ULLAPOOL - ISLA DE SKYE

Hoy era el día en que íbamos a trasladarnos a la Isla de Skye, en el noroeste de Escocia, que por lo que había leído era el lugar más mágico y singular de toda Escocia. Como teníamos todo el día por delante decidimos dar un poco más de vuelta para subir al norte para visitar Ullapool (el punto más septentrional en que íbamos a estar), y recorrer, en la bajada, la ruta de la costa que dicen que es una de las grandes maravillas del país, toda repleta de pequeños fiordos que penetran bien adentro en las tierras pero que aquí se les denomina lagos, “loch” aunque sean verdaderas lenguas de mar y que harían el viaje especial,… y cual hasta ahora no lo había sido.

Así que después de degustar ese magnífico desayuno al lado del jardín de “St. Ann’s House”, el mejor B&B hasta ahora, cogimos rumbo a lo más alto de las Tierras Altas.

Jardín de "St. Ann's House B&B"
A una hora aproximada se encuentra Ullapool, justo en el Lago Broom, que es la puerta de salida para las lejanas Islas Hébridas y que es un pequeño pueblo pesquero de casas con paredes blancas y tejados negros muy encantador y coqueto pero con muy poco ambiente y que la gran mayoría de las personas que había por las calles eran gente mayor, ya fuesen marineros o turistas. Por toda esta zona, aparte de que el inglés es cada vez más cerrado, muchos de los carteles y lugareños hablan en gaélico escocés, que tal como suena parece una mezcla entre el celta y el élfico. Quizás la lejanía a casi todo puede que fuese la razón de que en este lugar no oímos a nadie hablar en castellano, ya que anteriormente era relativamente fácil encontrarse con turistas españoles.

Ullapool
Una vez abandonado el pueblo fuimos bordeando la costa atlántica escocesa con unos inacabables vaivenes que las formas caprichosas del mar nos obligaba a seguir, bordeando numerosos lagos como Loch Broom, su hermano pequeño Loch Little Broom, Loch Ewe, Loch Tollaidh, Loch Gair, o el Loch Maree con unas vistas increíbles desde los numerosos miradores en las montañas rocosas para deleitarnos con esas maravillas de la naturaleza.

Loch Little Broom
El trazado es sinuoso y lento pero los paisajes que pudimos ver merecían la pena y es que, casi copiando a Calderón de la Barca, cuando se emprende un viaje de esta naturaleza lo más importante no es el destino, sino el tiempo que pasas en el camino.


Después de bastante tiempo en la carretera, la cámara fotográfica necesitaba un respiro, las piernas un estiramiento y el estómago algo que lo hiciera callar. Decidimos pararnos en el primer pueblo que viéramos. Lo de llamar pueblos e incluso aldeas a estos grupos de casas que es lo único que hay por aquí es ser demasiado benévolo, ya que todavía nos has terminado de leer el rótulo de entrada al pueblo en los dos idiomas oficiales cuando ya te has dejado atrás todas las casas. Kinlochewe fue el elegido para comer. El único lugar que había era una caseta de chapa pintada de verde, “Whistle Stop Cafe” que no nos inspiraba mucha confianza.


Whistle Stop Cafe
Al entrar en el casi vacío Stop Café sólo pudimos ver a la dueña, una mujer mayor que chupaba con muchas ganas la cucharilla de su vaso de café y un veinteañero con zapatillas que era el cocinero. Como hay que ser positivo pensamos que para llenar el estómago cualquier sitio era bueno. Una vez sentados en la mesa nos percatamos de que la decoración del mismo era muy particular, suelo, paredes y vigas del techo de madera, platos decorativos en las paredes, una exposición de cuadros de un artista local, flores naturales en todas las mesas… Nadie podría imaginar que este lugar era el interior del casetón de chapa del exterior.

Nos pedimos pechuga de pollo a la brasa, tomate y salsa de aguacate servido en pan granero tostado a la brasa con hojas verdes… y vaya sorpresa tan grata que nos llevamos. Una tosta de pollo con la mejor mezcla de sabores posible.

 A partir de aquí, para ganar algo de tiempo, continuamos por una carretera interior pero no exenta de belleza ya que los lagos seguían acompañándonos, como Loch a’Chroisg, Loch Sgamhain, Loch Dughaill y el gran lago Carron para llegar al Loch Alsh que es la puerta de entrada a la Isla de Skye.

Entramos a la Isla de Skye por el único acceso terrestre que hay, el Puente de Skye, en el cercano pueblo de Kyle of Lochalsh que hace de frontera entre los lagos Carron y Alsh. La Isla de Skye es la más grande de las Islas Hébridas con unas dimensiones aproximadas de 75 kilómetros de largo por 22 de ancho y una población de unas 9000 personas. La carretera que se adentra en la isla está flanqueada por un lado el océano y por el otro los Montes Cuillin, la mayor concentración de picos de toda Gran Bretaña y que sorprenden por la forma piramidal de sus principales montañas.

Hicimos una parada para poder conocer lo que se denomina como la capital de la isla y su principal ciudad, Portree. Un bonito y pequeño pueblo pegado al mar donde las casitas de colores junto al muelle son una postal típica. Tuvimos que preguntar en varios cafés y restaurantes para que nos pudiéramos tomar un chocolate bien caliente, que era lo que nos apetecía, ya que en todos estos lugares ya sólo servían la cena… y eso que sólo eran las 7 de la tarde.

Portree
Con el último tramo hasta llegar a nuestro B&B, dirección Dunvegan, pudimos deleitarnos con el atardecer en las carreteras isleñas, donde la gran mayoría son de un solo carril y todas cuajadas de los socorridos plassing place. Pude comprobar el buen civismo, y que es norma no escrita, el saludarte con la mano con los demás conductores que te cruzas en los ensanches de las carreteras. Conforme íbamos adentrarnos en el interior, las casas estaban cada vez más repartidas y aisladas, las carreteras en peores condiciones, más estrechas y con más ovejas en mitad de las mismas, en un paisaje cada vez más agreste, solitario y auténtico donde los calificativos a tanta naturaleza se van acabando. Daba la sensación de que el fin del mundo estaba bien cerca.



Fue difícil encontrar nuestro lugar donde íbamos a pasar las dos próximas noches, ya que el pueblo donde íbamos, Ferinquarrie es un grupo de casas diseminadas pertenecientes a una pequeña aldea, Glandale que consta de unas 10 casas.
Por fin después de más de 400 kilómetros por carreteras, no precisamente con buen asfalto, pero sí con las mejores vistas, llegamos a “Six Willows” una solitaria casa a pocos kilómetros del mar y en el extremo opuesto de la entrada a la isla.

Este B&B está regentado por un matrimonio de sexagenarios hippies donde la falta de calificación de estrellas en la Scottish Tourist Board estaba más que merecida. Los dueños fueron muy amables y muy atentos pero en general tenía algunos inconvenientes como la falta de limpieza en nuestro cuarto de baño, la falta de televisión en la habitación y que ésta no tenía pestillo que asegurara nuestras pertenencias (argumentaban que no íbamos a tener ningún tipo de problema en este aspecto, menos mal que fue así).

Un día que se acababa donde casi todas las horas fueron a manos del volante y que era una pena no poder estar mirando todo el tiempo por la ventanilla del coche. Cada día supera al anterior.

2 comentarios:

  1. Hola!
    Voy a recorrer Escocia en coche y tengo pocos días.
    Quiero ver Ullapool y la Isla de Skye, pero no me da tiempo a ver los dos sitios. Salgo desde Inverness.
    De sacrificar Ullapool o la Isla de Skye, cuál dejarías de ver??
    Muchas graicas

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    Respuestas
    1. Sin lugar a dudas y sin miedo a equivocarme: IMPOSIBLE PERDERSE LA ISLA DE SKYE.
      En esa isla, entre sus aldeas, recorriendo sus carreteras, admirando sus monumentos naturales... encontramos la mejor Escocia, la más auténtica y la más hermosa.
      Lee las entradas de mi séptimo y octavo día, espero que te puedan ayudar a trazar un itinerario para no perder mucho tiempo y no perderte lo mejor de la isla.
      Espero que nos cuentes por aquí algunas de tus impresiones de lo que hayas visto por esa mágica tierra. FELIZ VIAJE.

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